El pasado 17 de diciembre tuvo lugar la cuarta cata del año del Club del Vino en el restaurante Sabatini Cucina (深庭義式餐廳) de Taipéi. Se echó en falta la presencia del presidente de la Casa de España en Taiwán, José Campos, y del presidente de honor del club, Santiago Rupérez. De punta en blanco, el presidente del Club del Vino, Francisco Luis Pérez, comenzó el encuentro deseándonos una feliz Navidad y próspero 2017 y, a continuación, propuso profundizar cata a cata en el conocimiento del universo del vino: los distintos tipos de uva, componentes del vino, cómo se logra su equilibrio, etc. A propuesta de Joan Camps se acordó la composición de un comité formado por el presidente, tesorero y quien suscribe estas líneas con el objeto de confeccionar un listado de vinos recomendados que permita a los miembros del club la adquisición de vinos variados y de la máxima calidad siguiendo el espíritu marcado en los estatutos del club.

El programa de vinos se componía en esta ocasión de tres vinos tintos presentados por los miembros del club Markus Matthes, Lidia Lee y Catalina Shiao. De sus vacaciones estivales en Australia, Markus trajo un garnacha, añada 2011, de la bodega Chapel Hills sita en la región meridional de McLaren Vale donde gozan de un clima mediterráneo. Las uvas proceden de viñas plantadas en vaso en tres años distintos 1926, 1952 y 1958 y son recolectadas a mano buscando una mayor calidad del producto. Las vides plantadas en 1952 se hallan a mayor altitud y reciben mayor cantidad de lluvia por lo que producen vinos más florales con menos taninos. Se elabora mediante fermentación abierta lo cual permite que el alcohol sobrante se disperse de forma natural consiguiéndose una madurez óptima y un vino más equilibrado. Siendo costumbre en el Club del Vino disfrutar de vinos españoles, supuso una grata sorpresa comprobar que nuestra garnacha es buena viajera y es capaz de producir un buen caldo tan lejos de su lugar de origen.

Como sucediera en la cata precedente, tuvimos la ocasión de disfrutar de otro vino elaborado por la bodega Enate, enmarcada en la denominación de origen oscense de Somontano. En esta ocasión catamos el vino Enate Cabernet – Cabernet, añada 2011, el cual ha cosechado numerosos premios y sería largo enumerarlos en esta crónica pero, tras probarlo, podemos aseverar que han sido todos, a buena fe, muy merecidos. Lidia nos explicó sus características: vino monovarietal de cabernet sauvignon, cultivada en varias fincas de la región de Barbastro y vendimiada también a mano entre el 18 de agosto y el 15 de septiembre. Fue criado durante 18 meses en barrica nueva de roble francés y pasó a botella en marzo de 2014. Este vino destaca sobremanera en nariz, con un aroma muy expresivo e intenso de frutos negros, notas balsámicas y los matices tostados y cremosos que confiere la madera nueva. A la altura de tan agradable aroma estaba también su sabor el cual nuestros paladares tardarán en olvidar.

Para concluir la cata, el rioja gran reserva de Marqués de Cáceres nos fue presentado por Catalina. La añada excelente de 2005 auguraba un gran resultado como así resultó. El Marqués de Cáceres, como tantos vinos de Rioja, ensambla las variedades de tempranillo, garnacha y graciano logrando un vino redondo y equilibrado. Tras ser despalillados y estrujados los racimos fermentaron a temperatura controlada hasta alcanzar los 28ºC. La maceración en sus hollejos duró hasta 30 días para obtener color, aroma y taninos más intensos. Por su parte, la guarda ascendió a un periodo entre 24 a 36 meses en barrica nueva de roble francés para finalmente reposar en botella un mínimo de 4 años. De color rubí muy intenso, en nariz se aprecian frutos del bosque y cereza mezclados con notas de vainilla. Amplio en boca, carnoso y fresco presenta unos elegantes taninos que resaltan su estructura y complejidad.

En suma, fue una cata variada, probamos tres tipos de uva: garnacha, cabernet sauvignon y tempranillo, provenientes de distintas regiones vitivinícolas, disfrutando de unos caldos muy agradables en inmejorable compañía.