El 21 de octubre los miembros del Club del Vino volvieron a reunirse una vez más para degustar varios caldos de diferente procedencia. La cita tuvo lugar en el restaurante Sabatini Cucina, un establecimiento ubicado en la sección dos de la bulliciosa calle Chang’an Este de Taipéi. Los comensales, citados a las 12 de la mañana, fueron llegando poco a poco al restaurante. Tras los abrazos, los saludos y la puesta al día de los quehaceres diarios de cada uno, los miembros del club y sus invitados tomaron asiento para adentrarse de lleno en la cata y los sabores del menú preparado para la ocasión.

Abrió la veda el presidente del club, Francisco Luis Pérez, con una botella de Bermejo Malvasía Volcanica Semidulce de Lanzarote 2015, un blanco que dejó a los allí reunidos con un buen sabor de boca, propio de la complicidad del momento. Antes de oler y probar el brebaje, Pérez dejó constancia de su vena periodística haciendo un recorrido por el linaje del caldo que presentaba: “el vino canario, en concreto el de la uva malvasía, fue uno de los favoritos del monarca ilustrado Carlos III, así como de Walter Scott, Carlo Goldoni o William Shakespeare”, citó el presidente del club durante su discurso de presentación del semidulce.

Desde las Canarias la cata se trasladó hasta Navarra, gracias a la presentación del segundo vino de la jornada: Izar de Nekeas, reserva 2012. El encargado de dar a conocer este denominación de origen Navarra de las Bodegas Nekeas fue José Miguel Blanco. El profesor catedrático del Departamento de Español de la Universidad de Tamkang sorprendió a los presentes con este vino cuyo nombre, Izar, significa estrella en vasco.

Con el tercer vino del día Giles Witton-Davies nos llevó hasta las bellas tierras de Italia, con una pócima para los sentidos que lleva por nombre Caparzo Brunello di Montalcino. Como buen vino de la Toscana, el líquido se dejó sentir con fuerza entre los gaznates de los congregados, quienes con la llegada de este tercer deleite ya empezaban a dar cuenta de la antepenúltima parte del menú preparado por Sabatini Cucina. Para tan especial ocasión, el establecimiento se decantó por los siguientes platos: espinacas al horno y caracoles con salsa de tomate, calamares a la plancha con ensalada verde en jugo de pomelo, risotto con champiñones y pollo, entrecot a la parrilla, postre casero y café o té. También hubo opción vegetariana.

Por último la foto de rigor y la promesa de volver a encontrarnos pronto. “En el vino, la verdad. En la verdad, la vida. En la vida, el gozo del amor” (“In vino, veritas/ In veritate, vita/ In vita, amoris gaudium”).